Curiosos

miércoles, 10 de abril de 2013

La despedida silenciosa de un Maestro

OBITUARIO
José Luis Sampedro (1917/ 2013)
Escritor, humanista y economista



Un libre pensador es aquel que forma su opinión sobre la base del análisis imparcial de hechos y que, a su vez se hace cargo de sus conclusiones y decisiones propias, al margen de la imposición dogmática de alguna institución, religión o tendencia político ideológica. Es decir, una persona con moral propia, sin doctrina declarada y con patria propia.

José Luis Sampedro fue escritor, humanista y economista español que abogó siempre por una economía «más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos». Desde 1991 ocupaba el sillón F de la Real Academia Española. En abril de 2009 fue investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Sevilla. El 2 de junio de 2010 se le concede también el XXIV Premio Internacional Menéndez Pelayo por sus "múltiples aportaciones al pensamiento humano". Uno de sus últimos galardones fue concedido en 2011, antes de entrar en la enfermedad que lo silenciaría para siempre pero lo mitificaría para la posteridad, fue el Premio Nacional de las letras en 2011.

Por todo ello, Sampedro fue considerado por la sociedad española como un gurú, un líder espiritual, un intermediario clave en el transcurso de los sucesos de nuestro país. Firme defensor de los derechos sociales y los derechos universales, José Luis fue apoyado desde el principio por los profesionales y hacedores de la sociedad española. ¿Cómo se consigue eso? Pues como diría Sigmund Froid, siendo la voz del intelecto, practicando con suavidad, pero no descansando hasta que poco a poco, se consigue finalmente ganar la audiencia.

Sampedro tenía 96 años y como dijo en su libro “Escribir es vivir a Cuarteto para un solista”, no tenía ninguna gana de protagonizar ese tan famoso “circo mediático en torno a la muerte de los famosos”. Por eso, se fue en silencio, como apagado entre las voces del día a día, de los vaivenes, del devenir de nuestro país. Vivió levantando la voz, pero murió escuchando las voces. Así era él, un libre pensador que aún formando parte de la sociedad, nunca se mantuvo al margen, pero observaba desde lejos, como ausente, pero presente.

Durante su discurso de ingreso en la RAE en 1991, José Luis Sampedro afirmó que su dios era Jano —“el de un rostro a cada lado”—, y que su vida tuvo siempre más de una cara. Quizás desde esa doble máscara se nos ha presentado siempre como lo que fue, alguien que conseguía equilibrar la dura realidad de un momento difícil con el obligado cumplimiento de una conducta moralizante. Luchó siempre por defender unos derechos y unos pensamientos que arrebatados por la conducta inhumana de muchos, sonaban en la mente de otros como utópicos e inciertos, pero en la suya fueron cimiento de grandes logros. Por todo eso y por su entrega absoluta a sus pensamientos, hasta siempre, maestro.  

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